domingo, 19 de abril de 2009

Vitoria vuelve a convertirse en capital mundial de la gastronomía.

Desde 1984 hasta 1998, la capital alavesa fue, una vez al año, sede de un evento que congregaba a los mejores cocineros del mundo. Gonzalo Antón, dueño del restaurante Zaldiaran y principal promotor del Congreso Nacional de Cocina de Autor, puede volver a estar orgulloso. Tras más de 10 años de ausencia ha conseguido recuperar la cita. En este caso, el XV Congreso Nacional de la Cocina de Autor, que se celebrará en Vitoria entre el 20 y el 23 de abril.

Al evento acudirán algunos de los mejores chefs del momento como Berasategui, Adrià, el alemán Joachim Wissler o el italiano Carlo Cracco. No son pocos los que han resaltado la importancia del retorno de este congreso. Puede ser por pura nostalgia, pero la mayoría coinciden en que la celebración de estos Congresos, sobre todo entre finales de los 80 y principios de los 90, fue decisiva para que la cocina nacional sea hoy todo un referente mundial. En palabras de Ferran Adrià «la cocina española no sería lo que es en la actualidad si no hubiera existido el congreso de Vitoria en el restaurante Zaldiaran entre 1984 y 1998».

Las entradas para la cita, que tendrá lugar en el Palacio de Congresos Europa, están agotadas desde marzo. Coloquios, conferencias, almuerzos, catas, cenas, etc. Multitud de actos tendrán lugar en los 3 días de un congreso que arrancará con la intervención del cocinero Senén González, del restaurante Sagartoki de Vitoria, y acabará con la entrega del Gorro de Plata a Ferran Adrià. Mientras tanto, los debates irán tocando diferentes temas como la elaboración de pinchos, el modelo empresarial de “El Bulli”, la modificación de alimentos o la alta cocina de países como Rusia, Alemania o Italia.

Enlaces:
Vitoria se sube al trono de la alta cocina. (El Correo digital)
El Congreso de Cocina de Autor regresa a Vitoria tras la última edición de 1998. (El Confidencial)


lunes, 6 de abril de 2009

50 cumpleaños de la Escuela Superior de Hostelería y Turismo de Madrid

La Escuela Superior de Hostelería y Turismo de Madrid cumple 50 años. Medio siglo formando a grandes cocineros como Juan Mari Arzak, que en un reportaje para Televisión Española visita la Escuela años después y recuerda, junto a antiguos compañeros, lo bien que lo pasaban haciendo lo que más les gustaba y que ahora es su profesión.

Todos los ex-alumnos coinciden en la excelencia de la Escuela Superior de Hostelería y Turismo de Madrid. Para todos ellos fueron buenos años, todos aprendieron. Pero lo hicieron en cinco años, y hoy, los estudios quedan reducidos a dos años. "Al terminar los estudios los alumnos no tienen tantos conocimientos teórico-prácticos como cuando yo estudié", indica Paco Roncero, que entró con 17 años.

Con dos años de formación, parece obvio que los nuevos alumnos salen mucho peor preparados. Los profesores están de acuerdo en afirmar que los alumnos tienen gran motivación, que la cocina es algo vocacional y todo el que va a la Escuela está deseoso de aprender. Sin embargo, con sólo dos años en la escuela no se pueden sacar cocineros cultos como demanda Arzak. En la Consejería de Educación se escudan diciendo que es el Ministerio de Educación quien elabora los planes, que se ha hecho un gran esfuerzo para introducir los idiomas y que los profesores son funcionarios y están altamente cualificados. La preparación es buena.

Otro obstáculo para el aprendizaje es la velocidad en las transformaciones del mundo culinario. Todo va a un ritmo que el engranaje burocrático no puede seguir. Cualquier demanda, desde que se plantea hasta que se soluciona, obtiene una respuesta que, en poco tiempo, queda anticuada. Así que el contacto fluido con el resto de organizaciones (sean del tipo que sean) del mundo de la cocina es casi una necesidad. Para estar al día hay que ser como una esponja, absorber y absorber sin rechazar nada del exterior.

La Escuela cuenta con un Restaurante-aula en el que, por 20 euros, se puede comer como en muchos de los grandes restaurantes españoles. Eso sí, el menú es el que se les exige preparar a los alumnos. Y el precio no incluye el vino.

Enlaces:
Escuela Superior de Hostelería y Turismo de Madrid
Vídeos de elpaís.com
Finanzas.com
Asociación de Antiguos alumnos de la Escuela Superior de Hostelería y Turismo de Madrid





miércoles, 1 de abril de 2009

El caso de Jane Goody


Jane Cerisa Lorraine Goody (5 June 1981 – 22 March 2009) was an English media personality”. Así comienza la entrada de Wikipedia dedicada a la ya archiconocida concursante del Gran Hermano británico que vendió su muerte a la televisión. Con 27 años conoció en directo la noticia de que unas pruebas le diagnosticaban un posible cáncer mientras participaba en el Bigg Boss de la India. Enseguida partió de Bombay hacia Londres, donde los peores diagnósticos se confirmaron. Goody padecía cáncer de cuello de útero y le quedaban pocos meses de vida.

Pero su historia había comenzado antes, concretamente, en 2007, cuando Goody participaba junto a la actriz india Shilpa Shetty en la edición británica del concurso (en la que ya había participado en 2002). Fue ahí donde la inglesa insultó a Shetty. En India se convocaron manifestaciones contra la concursante londinense y ésta tuvo que retractarse de sus comentarios racistas ante las cámaras e incluso viajar al país para pedir disculpas y hacer ver a la gente que ella no era así. Este momento fue aprovechado por los productores de Big Boss (un Gran Hermano para celebridades) para ofrecerle entrar en el programa. Jane Goody aceptó, una vez más, para tratar de lavar su imagen. Fue poco después cuando recibió la noticia en el Confesionario y abandonó el programa entre lágrimas para volver a su país.

Entonces fue cuando decidió vender su muerte a los medios de comunicación para garantizar el futuro de sus hijos de 4 y 5 años. Goody no tuvo pudor en mostrar cómo evolucionaba su enfermedad (y cómo su imagen empeoraba paralelamente) o en vender su boda, un mes antes de morir, al precio de un millón de dólares americanos. Goody escribió libros, apareció en muchos programas de televisión y se convirtió en todo un icono en Gran Bretaña. El propio Gordon Brown le dedicó unas palabras.

La historia es espeluznante de principio a fin. La hija de unos padres drogadictos que se mete en Gran Hermano y se hace popular por sus continuas demostraciones de ignorancia y sus groserías. Como en la edición del 2002 dio la talla, entró también en “La Casa” del 2007. Ahí lanzó insultos racistas contra una concursante India, pero esta historia ya la conocemos. Es entonces, la historia de un país que coloca en su trono a esta chica que, al conocer la noticia de que morirá en poco tiempo, decide deshacerse de su intimidad y su privacidad y desechar incluso el disfrute de sus últimos momentos. No me creo que Goody pudiera disfrutar un solo segundo tras decidir vender su muerte. No me creo que sus hijos le agradezcan en el fondo, en algún momento de su vida, lo que hizo por ellos.


Hasta ahí la parte de Goody, que se marchó con la conciencia bien tranquila después de cobrar millones por sus exclusivas. Pero no hubiese conseguido esto sin los medios, que acudieron como buitres a por un producto polémico y morboso para el que ya tenían escogida de antemano una excusa: “le damos a la gente lo que pide”. Así se llevaron por delante el manual de ética periodística que, creo, cada uno de nosotros debería tener interiorizado. Pero no solo lo arrollaron: cagaron y mearon sobre él. Me da miedo pensar en qué será lo próximo.